miércoles, 20 de junio de 2007

El Antro Tradicional




Lo reconozco.... Tengo una debilidad por los restaurantes chinos. Quizá sea el misterio de una cultura milenaria, las costillitas, el chop suey.... Ay que mentirosa soy!! Me encantan los chinos porque son BBBB (Birra, Buena, Bonita y Barata). He rodado por unos cuantos pero recientemente descubrí al Mee Nam, en plena Castellana. Creo que es un secreto bien guardado en la ciudad pues por lo general está vacío. Un amigo, algo mayor que yo, me comentó que era conocido por su buena comida pero la verdad, nunca he oido que alguien lo recomiende. No podría contabilizar la de veces que pasé en frente, pero la imágen de los perritos dorados en la entrada me cohibían. Además, nunca había carros estacionados (un signo claro de que la cosa no es muy recomendable). Un día mi hermana, quien por lo general es tradicional y no muy experimentadora en sitios raros, me contó que había ido. Hasta ahí, todo normal. Pero cuando me comentó sobre un arroz con tiritas de pato, y cervezas vestiditas de novia (pregunten a algún conocido maracucho), y el monto de la cuenta de valor solidario, mi cerebro comenzó a estimar la idea de darme una vueltecita. Claro, dicha vuelta sería de simple reconocimiento. Finalmente, un día me decidí. Agarré el Pillimóvil (nave transportadora terrestre) y acompañado de mi fiel Cato (El super Pillino Yorch), nos encaminamos a las fauces doradas de los perritos chinos de La

Castellana. Oh sorpresa!!! Cervezas heladas, (tal como lo recomienda el calor de Caracas), sopitas won ton de sabor insuperable (ni salsa de soya hay que echarle) y las famosas tiritas de pato.... mmmmmm... Todo muy rico. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro (y que me perdonen los perritos dorados). Animados El Yorch y yo por los platillos previamente degustados, decidimos volver. Está vez, la experiencia no fue tan grata. Las costillitas, grasosísimas. La sopa, algo fría. El arroz, nada del otro mundo. Eso sí, la cerveza conservaba su estilo "chino" inalterable. Conclusión: Creo que el problema de la comida es el cocinero. Me parece que no siempre cocina el mismo. Así que ahí les dejo un misterio más, que se une a los muchos que rodean a los chinos: ¿quién es el cocinero maravilloso de la primera comida en el Mee Nam? ¿Será que se lo comieron? ¿Por qué en la prensa, en la sección de obituarios, no aparecen esquelas invitando a velorios y entierros de chinos? Mmmm... Misterioooo!(musiquita de Dimensión Desconocida).....Ayuda Popeyeeeeeee!

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